NO ES UN FRACASO, ES UNA PÉRDIDA



Al día siguiente, Amalia no fue a clase. Después de la noche que había pasado prefería mantener su mente ocupada en cosas más placenteras que en discursos de profesores. 
Desayunó fuera de casa, pues los cafés de un bar siempre tienen mejor sabor.

Matilda, soy Amalia – hablaba con el contestador de su compañera de piso 


- ... Acuérdate que hemos quedado a las ocho con Blanca y su novio en “Casa da India”. Un beso.


El resto de la mañana y el mediodía los pasó en el conservatorio. Le relajaba ir a tocar. Todo aquello que no se tratara de una nota musical quedaba al margen, impenetrable en su cabeza. 

Salió a comer con una compañera que aceptó la sugerencia de Amalia de ir al bar en el que recientemente se había topado con João.

En ocasiones ella era contradictoria consigo mismo, o más acertadamente dicho, algo masoquista : sí que le fastidiaba que en la universidad no le saludara, pero en su interior recóndito ansiaba por verlo.

No hubo suerte… y eso que había estado más absorta en mirar a todo viandante a través de la inmensa cristalera que en todo aquello que le contaba su acompañante.

Tras la despedida, escogió el camino largo para regresar a casa, y con calma y largas pausas, se cambió para la cena.

Como tiempo le sobraba, decidió ir a recoger a Matilda a la tienda.
Durante el breve trayecto se cuestionaban acerca de cómo sería el novio de Blanca. Lo que conocían certeramente, por las fotos de Instagram, es que el chico era muy guapo y estaba tremendo… y por boca de terceros, que era una persona muy maja y que se pasaba la vida viajando debido a su profesión : surfista profesional.


Cuando llegaron, la pareja ya estaba en la entrada del establecimiento esperándolas.

No pararon de charlar sobre sus vidas en Portugal y sobre los cambios que advertían entre esta ciudad y aquella de donde procedían : “ la vida aquí es más… ”, “ la gente de allí es menos… ” o “ la comida es… ”
Sin embargo, aquello que acaparó más la atención fue la decisión importante que había tomado recientemente Damián (el novio de Blanca) : su retirada del mundo del deporte.


Ahora le tocaba experimentar una especie de reinvento y readaptación a su nueva etapa vital. El deporte es un micro-mundo y silenciosamente abandona a las personas que lo ejercitan.


- ¿ Realmente te sientes tan afligido ?- le preguntaban.

Sí. Estaba acostumbrado a ser reconocido por la gente “fan” del surf. 
Las marcas se lo rifaban para que les representara, sus seguidores le pedían fotografías con él como si se tratara de un ser excepcional...

... lo invitaban a todas las fiestas, le entrevistaban y disfrutaba contestando a las preguntas relacionadas con su gran pasión…

Y ahora que acababa su carrera no existía para nadie.

Ya… es que visto desde fuera, cualquiera piensa que vuestra vida es fantástica. Vale que os esforzáis y entrenáis duramente a diario, pero luego todo el mundo os alaba cuando ganáis… Ocupáis titulares de prensa y telediarios, la gente os espera en los aeropuertos…

Cuando se vive en esa burbuja y se ganan medallas, las mismas proporcionan protección, reconocimiento y estabilidad. 

Cuando se vive en esa burbuja y se coleccionan triunfos, estos incitan a la adicción y a la sed de más, provocando que la gente no se separe de tu lado. 


Pero cuando esa burbuja revienta, todo se convierte en una ilusión vivida haciendo temblar la fortaleza de quienes lo experimentan.
Por eso, todo deportista debe ser (de obligación) sensato desde el inicio de su trayectoria...

... de que el final llamará a su puerta...

...  por lo que una tarea de prudencia y búsqueda de un segundo placer es indispensable.

Pero has sido una persona inteligente y ante todo precavida. No creo que todos los deportistas sean como tú

Es verdad. Los sabios y repetidos consejos “payma-ternales” acerca de la importancia de los estudios, le permitieron que, una vez adquirida la capacidad de razonar, fuera consciente de que igualmente el fin de una carrera deportiva es un hecho asegurado, y llega tempranamente o inesperadamente, nunca sin pasar la mitad de la cuarentena subido en un podio.

Por eso, había construido una segunda base y estudiado Publicidad al mismo tiempo que se perdía entre las olas.


En muchas ocasiones se vio desbordado y tuvo que enfrentarse a la dura elección entre exámenes y campeonatos, aún con todo, lo superó positivamente gracias a la mano que le habían echado los programas de apoyo.
En cambio a otros, la retirada no les importa ni la prevén hasta el momento que llega, porque el deporte les da confianza y el trabajo en equipo les refuerza.

Sacrifican la educación escrita en libros de distintas asignaturas por las exigencias físicas demostrables en pistas y competiciones.


- ¿ Cómo crees que será esta nueva fas?

Ni más ni menos, él estaba dispuesto a buscar nuevas metas. Funcionaba a base de marcarse constantemente logros y objetivos. El surf le había ayudado a luchar y a salir siempre para adelante.

Como estaba empapado de advertencias, él siempre tuvo la habilidad de sentirse por encima del equipo y de la competición, nunca a la inversa. 

Precisamente, la pregunta “¿ Qué voy a hacer ahora con mi vida ?” no le inquietaba en absoluto.

Como se había creado una vida cotidiana al fin y al cabo, tenía en lo que “ocupar” ahora su tiempo. 

Ser “deportista-únicamente” significa tener una existencia incansable y organizada: entrenamientos, viajes, concentraciones… 


Por lo que la retirada se ve abarrotada por una marabunta de tiempo libre que no se sabe cómo manejar, y por personas con quien convivir a las que se ignora cómo tratar.

- Otro de los problemas que he visto en compañeros es que viven anclados en el pasado. Les encanta mirar hacia atrás...

... y recordar lo alto que llegaron o cómo intentaban superarse a sí mismos… 


- ... Disfrutan regocijándose en la añoranza de subidones de adrenalina y su única cuestión es : “¿ Para qué ha merecido la pena tanto sacrificio ?”...


- ... Así, todo el mundo tiene la costumbre de llamarnos “muñecos rotos”; la mera salida que nos auguran es la depresión o la drogadicción – finalizaba Damián.

En deporte : ganamos (todos) y pierdes (sólo tú).

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