NADA ES VERDAD

Si en el lóbulo frontal del cerebro, la tendencia del blanco gana terreno al gris es que estamos en la temporada del arte del engaño.


Pero al mismo tiempo que podemos llegar a ser consumidores de la falacia también somos sus más grandes diseñadores. Por eso la oferta es infinita.


Pues "lo que ocurre" no tiene sólo una cara B sino mil caras.


Las relaciones personales se basan en la confianza.


Sería impensable vivir de otra manera, y es por ahí donde la mentira se hace un hueco.


Desde pequeños nos enseñan que mentir está mal, pero realmente la mentira es un lubricante social.

La sinceridad,en la mayoría de ocasiones, no es conveniente. ¿Quién no ha mentido a un amigo con el fin de no ofenderle? Y ¿en una entrevista laboral? ¿Y qué hay de los políticos, de los medios de comunicación, de los publicistas, de los vendedores?


Amalia estaba siendo espectadora de dos falsedades. Por un lado, en una de las conversaciones que Matilda había tenido con Sergio, ella fue capaz de edulcorar la realidad diciéndole que estaba estupendamente y que no le podía ir mejor. Y por otro, João le había argumentado que su escapada súbita del bar se había debido a una urgencia inesperada.


Aunque no lo creamos, la mentira conlleva un gran esfuerzo y un alto grado de consciencia: meditar un nuevo escenario que no se oponga a lo que el receptor sepa o pueda averiguar y la necesidad de memorizarlo.


Una tarde, inesperadamente, Amalia recibió un mensaje en su teléfono.


Su boca abierta de sorpresa lo desvelaba todo. Mario le preguntaba por la vida que había tenido estos últimos meses y para saber si tenía pensado ir a casa próximamente.


Apenas recordaba los detalles de todos los momentos que habían pasado juntos; es que la memoria es frágil y poco fiable.


Quizá todo lo que creía que era cierto no lo era, porque lo conocía a través de unos manipulables sentidos y lo almacenaba en una imperfecta cabeza.


Mira que había estado loca por los huesos de Mario y las primeras semanas, incluso el primer mes, tenía presente la película vivida con él, pero en verdad, la misma no estaba perfectamente codificada.


No se puede confiar en nuestros sentidos. Eagleman considera que "el mero hecho de creer que algo es verdad, no significa que lo sea realmente. El cerebro formula axiomas para ahorrar tiempo y recursos, y trata de ver el mundo en la medida en que necesita verlo". Así, por las percepciones que nos llegan a través de nuestros sentidos construimos una interpretación subjetiva del mundo.


Estaba convencida que durante todo este tiempo había conocido a varias chicas, y que ahora que ninguna le hacía caso, decidió tirar de agenda... ¿Y si esos últimos coletazos de verano que habían pasado juntos le habían ensimismado pero a sabiendas de su partida a Lisboa había preferido mantenerse al margen para no hacerse demasiado daño, y aún así ahora ya no resistía más y quería descubrir lo que podría ser estar con ella?


Amalia estaba comportándose, no de acuerdo con una realidad externa, sino que estaba persuadida de que su realidad interna era la auténtica y verdadera realidad.









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