EL MAGO AMOR CIEGO



«¡ Qué mañana resacosa !» pensaron Guille y Amalia nada más levantarse de esas incómodas amacas de piscina, pero que resultan de lo más confortable cuando uno pierde los sentidos. Ella quería morirse cada vez que veía y se concenciaba de toda la porquería que tenía que recojer : los restos de su fiesta. 
Pero meditarlo por más largo tiempo sólo traerían más desganas y desmotivación, así que se puso manos a las bolsas de basura, a los trapos, al agua y jabón.


Salió de la ducha y dubitaba si ponerse cómoda para quedarse toda la tarde en casa recuperándose o arreglarse para quedar con algun amigo y tomar algo.


Pero lo que le hizo decidirse fue cuando Mario le escribió para que se vieran. Gritó de la emoción y automáticamente se puso música y bailó para descargar ese momentáneo subidón de adrenalina. Se puso radiante.

Llegó cuatro minutos antes de la 19’30. Se fumó el cigarrito de espera sentada en un banco de piedra. Miraba a su izquierda y derecha.

A y ’37 aparecía un hermoso chico en monopatín.


Su corazón se desaceleró después de los dos rigurosos besos. Pero ¿ por qué cuando una persona ya se ha babeado boca a boca con otra, el siguiente paso es un retroceso a los típicos besos al aire mejilla con mejilla? 


Cierto : amor y magia van atados fuertemente. Amalia olvidó la realidad. Sabía que todo lo que estaba ocurriendo era un engaño, sin embargo, se dejaba llevar y fascinar. Se ofrecía  voluntariamente a ser engatusada. Le encantaba sentir esas emociones, finalmente, es lo que le da un poco de sabor a la vida : descubrir cosas nuevas y por qué no, chicos que te revolucionan interiormente. 



Esta misteriosa fasinación estaba ocurriendo en  el cerebro de Amalia. Al igual que en la vida real, la magia no existe físicamente, sucede en la mente de algún espectador cuando es manipulada con el fin de provocar caídas de atención en los momentos precisos del truco. Sus emociones estaban siendo tocadas por las palabras y por el halo entorno a Mario : su núcleo de interés. Y la razón se había desvanecido.



La mirada es fundamental. Ella sólo observaba aquello a lo que él se dirigía mientras dialogaban relajadamente. Dominaba sus sentidos : desgastando sus recursos atencionales e impidiendo descubrir el truco.



Todo el conjunto de emociones que sentía eran causados por las limitaciones del cerebro, quien padecía, en esos instantes, una ceguera. Como si un foco iluminara a aquello a lo que se presta interés y el resto queda en la oscuridad : el cerebro lo inhibe. 


Se despidieron de la misma forma que como lo habían hecho la noche anterior. Se habían declarado el feeling recíproco y, habían decidido seguir viéndose los últimos días que quedaban en la isla.
Se sentía en una nube y flotó aún más arriba  cuando abriendo la puerta del jardín sonó un mensaje en el móvil : «Eres fantastica y me has obnubilado completamente. Sería tuyo».



Comentarios

  1. se había dejado engañar, se había dejado llevar, e incluso se había sentido fascinada. Y cuando parecía que se ofrecería voluntariamente a ser engatusada apareció una insalvable distancia...

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