Estaba pletórica y optimista aquel día por lo
bien que había empezado la mañana, lo que implicaba que se sentiría mejor a lo
largo de la jornada, pues las horas sucesivas serían excelentes. Al estar más contento se acumula menos estrés
y ansiedad, de tal manera que el rendimiento es más elevado, ya que al pensar
que las cosas van a salir en condiciones óptimas, uno va a esforzarse más y
acrecienta su perseverancia, en consecuencia. Además, somos más felices no por el presente
sino por aquello qué sucederá, y eso era visible en Amalia, que estaba
expectante y radiante por la celebración de su fiesta “Nuevos Horizontes en
Lisboa”, y aún no había empezado ni con los preparativos.
Su lista de invitados se limitaba a una
cuarentena de personas, que finalmente se reducía a veinticinco por el tema de
imprevistos y excusas de varios que no podrían acudir, y eso que su elenco de
amigos era extenso, pero Amalia deseaba una celebración con quien
realmente le apetecía, ya estaba cansada del “quedar bien por compromiso”.
Sobre las tres mesas alargadas situadas
alrededor de la piscina se podía comer con los ojos: sándwiches de múltiples
sabores, croquetas, patatas chips, taquitos de tortilla,
empanadillas, ensaladas variadas, frutas... todo ello
acompañado de docenas de jarras de tinto de verano, piña colada y cervezas.
¡Qué orgullosa y feliz se sentía cuando observaba lo precioso que le había
quedado todo! (Incluso no podía dejar de dar palmaditas de la emoción de desarrollar
el papel de anfitriona).
Ya era la hora de su acontecimiento, pero sabía que nadie sería puntual, así que
no le quedaba más remedio que esperar sentada de piernas cruzadas mientras una
de ellas no dejaba de temblar. ¡Qué nervios! No quería que nada saliera mal.
Lo
Lo que transformó aquella noche de fascinante
a mágica e inolvidable para ella fue, conocer a Mario, el compañero de piso de
Fede en Madrid (este último íntimo a su vez de Amalia) a quien había invitado a
pasar unos días de vacaciones, pues todos (excepto Mario) eran originarios de
Mallorca, lo que sucede, es que una vez
que iniciaron sus carreras universitarias se dispersaban por la Península en búsqueda de
una mayor oferta y, por qué no, de una vivencia de independencia modo
estudiante.
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